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El concepto de “buena salud” a dejado de ser considerado simplemente como la ausencia de enfermedad. Cada vez más se toma en cuenta el estilo de vida de las personas que generan padecimientos y afectan el bienestar de las personas.
Así el concepto de bienestar es muy inclusivo pues abarca una gran variedad de factores relacionados con la salud. Un estilo de vida basado en el bienestar requiere la implementación de programas positivos que tengan como objetivos cambiar la conducta, y por consiguiente, mejorar la salud y la calidad de vida. Las dimensiones del Bienestar General son siete: física, intelectual, social, emocional, laboral, ambiental y espiritual; que conforman una unidad ya que si una de ellas es perturbada las otras también se verán afectadas; por ejemplo, una persona que tenga un nivel emocional bajo tendrá pocas ganas de ejercitarse, estudiar, ir al trabajo, asistir a reuniones, preparar alimentos apropiados, etc.
La salud depende en gran medida de la calidad de vida de una persona, calidad de vida que está mediatizada por el estilo de vida de ese individuo, por lo tanto calidad de vida y estilos de vida son dos conceptos íntimamente relacionados. Según Henderson, estilo de vida es “el conjunto de pautas y hábitos de conducta cotidianos de una persona”; y la OMS define la calidad de vida como “la percepción del individuo de su propia vida en el contexto de la cultura y el sistema de valores en los cuales vive en relación con sus objetivos, expectativas, patrones y preocupaciones”.
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